La espinaca se conoció en el siglo VII, en China, y fue exportada por primera vez a España en el siglo XI, luego a Europa y el resto del mundo. En América, se hizo famosa a través de “Popeye”.
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Historia y curiosidad de la espinaca para diabéticos
Historia y curiosidad de la espinaca para diabéticos

Este personaje se comía una lata de espinaca, con el fin de darle energía y hacer crecer sus músculos de manera inmediata, cosa que no ha sido tan alocada, ya que a través de los años, se ha descubierto que la espinaca ayuda al crecimiento de los músculos, debido a la combinación del hierro y el fitoecdisteroide, aumentando hasta un 20% la velocidad de crecer el tejido en nuestro cuerpo humano.

En la época de la Primera Guerra Mundial, al vino le añadían jugo de espinaca y se lo daban a los soldados que presentaban fuertes hemorragias, con la finalidad de que tuvieran una pronta recuperación debido al alto porcentaje de Clorofila que se encuentra en esta verdura.

La espinaca también es implementada en las dietas para diabéticos, gracias a la cantidad de vitaminas y minerales que presentan, sobre todo por los hidratos de carbono y su baja cantidad de calorías, que permiten regenerar glóbulos rojos, que son quienes transportan el oxígeno a los tejidos corporales, y estos a su vez, lo intercambian por dióxido de carbono.  

Un dato curioso de la espinaca es que, te ayuda a cuidar y proteger la vista, a través del aceite amarillo que se forma por la unión de los dos antioxidantes que proporcionan, la luteína y la zeaxantina, un pigmento que se encarga de cubrir el área de la retina, donde se responsabiliza por observar y distinguir los más mínimos detalles, además de los colores que se encuentran en la visión central.

Un beneficio para la salud, que no podemos dejar desapercibido es que, la espinaca ayuda a reducir el peligro de presentar una apoplejía y así disminuye la posibilidad de que se desarrollen cataratas.